Pues sí, este ha venido siendo mi
género favorito desde que tengo uso de razón. Los juegos rítmicos
ya me apasionaban fuera de las videoconsolas con juegos tipo Simon
y similares. Hacer uso de la memoria acompañado con música y seguir
un ritmo es algo que se me da bastante bien y con lo que me divierto
bastante.
Fue hace relativamente poco que me di
cuenta de que este género es uno de mis favoritos y con uno de los
que más disfruto, pero mi pasión por ellos se remonta a mucho
antes. De los primeros que recuerdo es uno de la saga Beat Mania,
en particular su versión en la primera portátil a color de Nintendo,
Beat Mania GBC. Tuve oportunidad de probar este juego en uno
de estos cartuchos piratas que traían mogollón de juegos (aunque al
final todos eran los mismos con diferentes nombres) y entre mucha
morralla, este en específico me marcó mucho, ya que aunque me costó
entenderlo y cogerle el ritmo, siempre era un desafío ver hasta
donde podía llegar y hasta que punto podía coordinar mis dedos para
que la música sonara bien.
Luego descubrí otro tipos de juego que
aún teniendo la música como tema principal, su sistema de juego era
totalmente diferente y no es otro que el famoso DDR, aunque en su
momento yo lo empecé a jugar en un juego para PSX llamado El
Libro de La Selva: Muevete con Ritmo. Aunque no era un juego
extremadamente difícil y su ritmo no se puede comparar a los famosos
Dancing Stage ni Dance Dance Revolution, cogí las
bases para que mis pies se coordinasen en un 'Dance Pad' y que más
tarde pudiera jugar en una máquina de bailar con auténtica soltura.
Si sigo enumerando periféricos que han
hecho que disfrute con este tipo de juegos, no puedo dejar pasar los
famosos DK Bongos del Donkey Konga ni los micrófonos de Sing
Star. El primero de ellos tengo que reconocer que no les he dado
todo el uso que debería y los tengo bastante nuevos, y es que por
aquel entonces no era muy aficionado a jugar con mi GameCube, aunque
tengo que reconocer que el juego me pareció bastante curioso, pero
no era el juego que estaba esperando. No había demasiadas canciones
y el ritmo y dificultad del título no estaban bien planteados. En
cambio a Sing Star si que le di uso y pasé bastante horas
cantando y pasando su modo historia en el que se me retaba a ser una
estrella de la música. Si bien es verdad que es un juego que puede
ser repetitivo ya que las canciones son las que son y no hay nada
nuevo salvo si te compras otro juego totalmente diferente, las
canciones que traía me molaban mucho y jugar con amigos también
ayudó a que esta experiencia fuera bastante satisfactoria.
Ya había tocado todos los palos de los
juegos musicales, desde los dedos, hasta los pies, pasando por las
manos y siguiendo con la voz, y con todos, en mayor o menor medida,
había disfrutado muchísimo. Durante esta experiencia jugué a
bastantes juegos de esta temática cómo Bust a Groove (el
cual me tuvo enganchado durante meses a mi PSX, desbloqueando todos
los personajes y comparando puntuaciones con amigos), Parappa the
Rapper, Space Channel N.5 o Gitaroo Man.
Fue entonces cuando con Rhythm Paradise
para NDS donde confirmé que este era uno de mis géneros favoritos.
Hasta entonces no había sido consciente de este tipo de juegos como
género en si mismo, así cómo lo había sido con las aventuras
gráficas o los RPGs, y fue cuando me di cuenta de a cuantos juegos
había jugado y cómo empezó mi pasión por estos y la trayectoria que seguí.
A día de hoy, muchos de estos juegos
se podrían poner en mi lista de títulos favoritos como Kira Kira
Pop Princess, Patapon, Rhythm Thief o Final
Fantasy Theatrhythm, K-ON Houkago Live! entre otros
varios.
Supongo que aún me faltan por probar
los juegos en los que hay que bailar, propiamente dicho como los de
la saga Dance Central, pero desde mi experiencia con Booggie
para Wii con el que me aburrí bastante, estos se quedan en un
segundo o tercer plano a la hora de escoger un juego de música con
el que divertirme y pasar horas de vicio perfeccionando la técnica y
adquiriendo mayor puntuación cada vez.
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