Hace años, mi hermano y yo decidimos que ya era hora de
comprarnos una consola de nueva generación después de saltarnos la de N64 y PSX
sin nada con lo que jugar salvo una Game Boy de las tochas. En esas fechas ya
habían salido las tres – PS2, XBOX y Gamecube, así que teníamos que elegir cuál
de ellas tendría el honor de estar en nuestra casa. Por alguna razón que ahora mismo no recuerdo, decidimos pillar
la Gamecube, algo de lo que no me arrepentí ni en ese momento ni ahora –no como
en el caso de la Wii, de la cual al principio me arrepentí bastante-.
Gamecube fue la consola menos vendida de esas tres, dándole
bastantes quebraderos de cabeza a Nintendo, y más teniendo en cuenta que no se
cumplieron del todo las expectativas con Nintendo 64. Tener una Gamecube por
esos tiempos era sinónimo de preguntas tipo ¿Por
qué no te compraste una Play? o ¡Pero
si eso no tiene juegos/se puede piratear!
¿Aún no he hablado de lo maravilloso que es este juego? |
Sin embargo, la Gamecube me supuso innumerables horas de juego. El
primer juego que compré fue el Starfox
Adventures, una aventura que se salía del típico juego de la saga para
convertirse en una especie de Zelda.
Eso sí, tuve que esperar un fin de semana para empezar a jugarlo en serio, ya
que se me olvidó comprar una tarjeta de memoria, por lo cual no podía avanzar
demasiado. Desde ahí la Gamecube no dejó de ir mejorando poco a poco, ayudándome
a descubrir los RPG con Tales of Symphonia
y Baten Kaitos. Aunque no tuve una
gran cantidad de juegos clásicos de Nintendo, como los Metroid, Pikmin o Marios diversos, me fue suficiente con
mi pequeña colección.
También la Gamecube ayudo a empezar a sentar las bases de mi mismo como jugador.
Como ya dije antes, me enganché a los RPG gracias a ella. Descubrí los Fire Emblem con el título para Gamecube
y además aprendí que los juegos de miedo no eran lo mío con el Resident Evil 4 –no me quiero imaginar
pasarme los anteriores-. Además, sufrí como Nintendo hace perder la cordura a
los jugadores con el Mario Party 4. Y
aún hoy en día ya sin juegos nuevos, sigue haciendo que maldiga porque no esté
el Baten Kaitos Origins localizado en
Europa, o que no haya jugado todavía al Skies
of Arcadia.
Mario Party como sinónimo de muerte y destrucción |
Por lo tanto, siempre seré un firme defensor de este cubo,
que pasó sin pena ni gloria por muchos jugadores de la generación. Está claro
que no es la consola perfecta ni mucho menos y que su catálogo era bastante
reducido, pero no era la consola horrible sin juegos que los medios y jugadores
atacaban constantemente. Poco a poco, creo que la Gamecube ha ido ganando más
reconocimiento y que muchos de sus juegos son hoy en día obras de culto.
Gamecube en su época fue una de las consolas más menospreciadas, para mi injustamente, pero es que venían del bajón de N64 y PS2 fue casi un monopolio, por lo que es normal.
ResponderEliminarAún así, con el paso del tiempo ha logrado cierto estatus de culto gracias a todos esos grandes juegos que pasaron desapercibidos pero con el tiempo se han ido re-descubriendo y haciendo más conocidos y respetados, aunque a ver quien es el guapo que se compra ahora un Batten Kaitos o un Skies of Arcadia xD