Después de un largo viaje con algún que otro contratiempo,
Nekouji ya está en mi casa. Ahora nos quedan parte de las vacaciones de Navidad
para estar juntos, y como no, para viciarnos a algún que otro juego.
Por ahora ya hemos estado picándonos al Mario Kart 7, un
juego que al igual que el Mario Party puede destrozar amistades y relaciones en
caso de que juegues contra ellos –y si juegas contra la IA de que tires tu
mando contra la pared-. Me ha ganado casi todas las carreras, aunque teniendo
en cuenta que yo no tengo el juego y él ya ha jugado bastante no tiene mérito –de
hecho, debería haberme sacado más ventaja xD-.
Teníamos pensado jugar también al Majora’s Mask, un título
que todavía no me he pasado y la verdad es que ya va siendo hora, y más siendo
un fan de la saga. Aunque ya lo he jugado antes, nunca he podido terminarlo. La
primera porque jugaba con un emulador y en el momento que hay que dar una
poción a una de las hermanas Twinrova Link se bebía la poción en vez de entregársela
a la pobre anciana. La otra fue en el Templo de la Gran Bahía, ya en la Consola
Virtual de la Wii –las mazmorras con agua siempre me han provocado urticaria-.
Por último, tengo que enseñarle el Persona 2: Innocent Sin,
al cual estoy jugando ahora y no me está decepcionando para nada. De hecho, es
mucho más accesible de lo que pensaba –aclarar que estoy jugando al remake de
PSP- y las batallas no son tan repetitivas como me habían informado. Por su
parte, Nekouji me tiene que enseñar algunas partidas guardadas del Tales of the
Abyss que quería ver y jugar, así que tenemos bastante tiempo ya ocupado.
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